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Foto del escritorSharil M. Sánchez

Descalificados por el Fracaso



Soy de las que cree que el mayor éxito en la vida no es tener el carro de tus sueños o la casa deseada, no es viajar por el mundo, tampoco es tener muchos amigos, la aceptación o respeto del que te rodea y posiblemente en casos similares al mío, tampoco es alcanzar millones de seguidores en una red social por lo relevante que “puedas ser”. Todo eso suena grandioso y de hecho, en algunos casos muchas de estas razones son el motor que nos mueve. Vivimos en un ciclo de vida tipo “piloto automático” y nos hacemos de la idea que esto se trata de nacer, crecer, prepararte, trabajar, envejecer y morir. Incluso, salirnos de ese molde puede resultar ser un rechazo inmediato del sistema, pues eres considerado un simple soñador de lo “imposible”. Claro, así opinan los que ven en ti reflejadas sus frustraciones.


Desde niña, siempre me visualicé liderando e impulsando a otros a creer. A creer en sí mismos, a creer en sus ideas "locas", a creer en su potencial y en su capacidad de materializar sus sueños. Les confieso que es demasiado hermoso descubrir habilidades y talentos en alguien que se desconocía por completo, en alguien amarrado y arrastrado por un sistema así de egoísta. Se siente brutal motivar cuando sabes que el éxito es seguro. Todo fluye, todo comienza con el pie derecho, muchas cosas llegan a cumplimiento.


Pero, ¿qué sucede cuando el resultado de ese proceso de soñar y accionar no es lo que esperamos? Emprender no es tarea fácil, y pudiera sonar como un cliché, pero es una penosa realidad a la que nos enfrentamos constantemente. Comencemos por mencionar solo algunas de las cosas que se dan en este proceso: llega la idea, la compartimos con otros, establecemos un plan de acción, ejecutamos y obtenemos resultados. Eso sería lo ideal, ¿no? Pero tú y yo sabemos que la realidad es otra. Por ejemplo, llega la idea, pero al compartir tu plan con otros, pueden suceder 2 cosas, o te copian o se encargan de convencerte que no eres capaz y encima de eso no recibes el apoyo esperado. Y así poco a poco, en medio de la resistencia, vas renunciando no solamente a tus sueños, sino a ti mismo.

Te diré una gran verdad, así que por favor, toma nota de esta próxima parte del blog! EMPRENDER, SOÑAR Y CREER ES TAMBIÉN PARA LOS “FRACASADOS”.

Fracasar se trata de quedarte en el suelo después de un error, superar el fracaso se trata de tropezar, caerte, limpiarte las rodillas y volverlo a intentar. Fracasar es haberlo hecho mal y castigarte con la opinión de la gente cada vez que lo recuerdes, superar el fracaso es haberlo hecho mal, tomar nota de la experiencia vivida y hacerlo mejor la próxima vez. Fracasar es lamentarte por haberte quedado solo en el proceso, superar el fracaso es que en vez de victimizarte entiendas que tú eres más que suficiente. Fracasar es hacer a todos parte de tus frustraciones, superar el fracaso es hacerlos parte de tus victorias. Fracasar es culpar a otros por no lograrlo, superar el fracaso es responsabilizarte por tus malas desiciones. Fracasar es renunciar cuando todo está perdido, pero superar el fracaso es ver la oportunidad de reconstruir algo nuevo sobre ruinas.

Si al igual que yo, le has dado más importancia a lo primero, entonces, sin darnos cuenta, ya hemos fracasado en lo más importante. Nos hemos fallado a nosotros mismos!


Los retos y desafíos que la vida nos presenta nunca se han tratado de cuánto tenemos en nuestras manos, sino de lo que hacemos con ello. Es una cuestión de mentalidad, actitud y dominio propio.

Te daré algunos ejemplos de personas “fracasadas” que gracias a su valentía y persistencia han alcanzado el éxito:

Walt Disney. Trabajaba en un periódico en el que fue despedido por “falta de imaginación y de buenas ideas”. Tampoco le fue muy bien en sus negocios, ya que muchos de ellos fracasaron. Alcanzó el éxito al estrenar su primera película, Blancanieves, y desde entonces su carrera sólo pudo ir hacia arriba.



Albert Einstein. Tenía una forma distinta de pensar a la habitual, era un chico especial, y por ello lo llegaron a considerar discapacitado psíquico o de pensamiento lento. Empezó a hablar a los 4 años y a leer a los 7. Sin embargo, pese a todo consiguió ir muy por encima de aquellos estudiantes y profesores que lo consideraban inferior, tal es así que consiguió el Premio Nobel de Física. Y es que descubrió la relatividad general, la relatividad especial, la equivalencia masa-energía, el efecto fotoeléctrico y el movimiento browniano.



Oprah Winfrey. Vivió una infancia muy complicada llena de pobreza y abusos sexuales. Según sus jefes cuando trabajaba de reportera de televisión “no reunía las condiciones para estar en pantalla”, así que la despidieron. Pero ella, lejos de darse por vencido, se recuperó y llegó a ser la reina de la televisión con sus programas. Ahora es una mujer de éxito que llega a una gran cantidad de espectadores, representa el sueño americano y es millonaria.




Andrea Bocelli. Tenor, músico, escritor y productor musical de origen italiano. Ha vendido más de 75 millones de discos. Nació con glaucoma congénito que le dejó parcialmente ciego, algo que no le impidió tomar clases de piano a los seis años. Pero a los 12 años sufrió un golpe durante un partido de fútbol que le dejó completamente ciego. Dotado de un espíritu de superación innato decidió centrarse por completo en la música, concretamente en el canto. También estudió Derecho. Bocelli ha recibido numerosos premios de prestigio internacional e incluso tiene una playa con su nombre a orillas del Adriático.



Con estos pocos ejemplos te demuestro que mi teoría y línea de pensamiento son ciertas. Fuimos concebidos y enviados a esta tierra con un propósito único, un propósito de vida que lleva nuestro nombre. No importa cuán grandes o cuán pequeños sean tus sueños y tus proyectos, no dejes nunca de luchar por ellos. A fin de cuentas, TODO ESTÁ EN TI!


Desarrolla tus ideas en lo secreto, establece un plan de acción, conecta con personas claves que sean capaces de impulsarte y dirigirte, presenta tus proyectos a Dios, no te precipites y lo más importante, disfruta y celebra cada uno de tus logros.



Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán.

Proverbios 16:3






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